I. Mecanismos de acción del GLP-1
Desde hace algunos años, los análogos del GLP-1 son cada vez más utilizados en el tratamiento de pacientes con diabetes tipo II u obesidad, con un número creciente de moléculas en el mercado. El GLP-1, por sus siglas en inglés de Glucagon-Like Peptide-1, es una molécula secretada de forma natural y continua por las células del intestino, con picos de secreción después de una ingesta de alimentos. Posee una acción pleiotrópica, es decir, sobre varios órganos con diferentes efectos¹, entre los que destacan:
- Una inhibición de la secreción de glucagón y un aumento de la de insulina, lo que favorece la disminución de la glucemia.
- Una inhibición local del vaciamiento gástrico.
- Un aumento de la saciedad mediante una acción a nivel cerebral sobre los centros de regulación del hambre.
El objetivo de la terapia con análogos del GLP-1 es aumentar estos tres efectos estimulando de forma más significativa su receptor, en comparación con una situación fisiológica normal, en estos diferentes órganos. Esto es particularmente interesante en pacientes con diabetes tipo II para limitar la hiperglucemia y los efectos deletéreos asociados a la patología, pero también en individuos con obesidad para la pérdida de peso. De hecho, varios estudios han demostrado que la pérdida de masa corporal inducida por los análogos del GLP-1 fue del 5,8 al 17,3 %, en una duración de 56 a 72 semanas, en comparación con un placebo².
En pacientes con obesidad, el objetivo de la pérdida de masa corporal es disminuir la masa grasa, ya que esta es la causa de un ambiente proinflamatorio responsable de numerosas complicaciones clínicas asociadas a la patología³. Esta pérdida de peso corporal se induce por el aumento de la saciedad y la inhibición del vaciamiento gástrico, lo que provoca una reducción de la ingesta de alimentos y, por lo tanto, del aporte calórico diario. En consecuencia, esto coloca al paciente en una situación de déficit calórico responsable de una disminución de la masa corporal. Sin embargo, se ha observado que alrededor del 25 al 39 % de esta pérdida de peso correspondía a masa no grasa y no a masa grasa⁴. Esta pérdida de masa no grasa, y por lo tanto de masa muscular, puede ser perjudicial para el paciente por la aparición de una obesidad sarcopénica que puede alterar su capacidad para realizar las actividades de la vida diaria y favorecer un sedentarismo perjudicial para su estado de salud⁵.
A partir de esta observación, es necesario controlar que la pérdida de masa corporal sea realmente una pérdida de masa grasa y mantener la masa muscular durante el tratamiento.
II. La contribución de la bioimpedanciometría en el tratamiento con terapia de análogos de GLP-1
Como se explicó en el párrafo anterior, el objetivo de la terapia con análogos de GLP-1 es disminuir la masa grasa, pero la reducción de masa muscular observada también lleva a los profesionales de la salud a mantener esta última al máximo durante el tratamiento.
En este contexto, es necesario, como complemento, un tratamiento nutricional adaptado, caracterizado en particular por un alto aporte de proteínas y una actividad física de resistencia regular, es decir, musculación/fortalecimiento muscular. Además de esto, también es pertinente evaluar la composición corporal mediante bioimpedanciometría, especialmente la masa muscular y la masa grasa, para poder adaptar el tratamiento y controlar sus efectos. De hecho, la evaluación de la masa muscular puede permitir detectar perfiles de riesgo, en particular con una masa muscular insuficiente, y ser vigilante durante el seguimiento.
Desde un punto de vista nutricional, un aporte diario superior a 1,6 g/kg (peso)/día permite optimizar la hipertrofia y el mantenimiento de la masa muscular durante la pérdida de peso⁶. Sin embargo, la masa corporal muy elevada de los pacientes hace imposible utilizar esta cifra basándose en el peso, ya que los aportes de proteínas serían gigantescos y difíciles de cumplir. Por ejemplo, un paciente de 160 kg debería ingerir alrededor de 256 g de proteínas al día, lo que equivale a 1,3 kg de carne/pescado/tofu o 43 huevos, lo cual es considerable y muy difícil de contemplar. Por lo tanto, es más interesante basarse en la masa no grasa para proporcionar al paciente un objetivo alcanzable en la vida diaria, y aconsejar un aporte de 1,4 a 2,0 g/kg (masa no grasa)/día. Si retomamos el caso anterior, considerando un porcentaje de masa grasa del 50 %, esto da una masa no grasa de 80 kg, lo que lleva a un aporte de 128 g de proteínas, para un aporte de 1,6 g/kg/día, lo cual es alcanzable con una dieta equilibrada a la que se puede asociar una suplementación. El aporte de proteínas es crucial durante el tratamiento para mantener la masa muscular y que la pérdida observada corresponda a un reajuste normal de esta en relación con el peso corporal⁷.
Además, el seguimiento de la composición corporal permite detectar una pérdida rápida de masa muscular y/o un estancamiento de la masa grasa, lo que conduce a un ajuste del tratamiento, ya sea a nivel medicamentoso, nutricional y/o conductual. De hecho, el éxito de este tipo de terapia a largo plazo está fuertemente asociado a la implicación del paciente² y una pérdida de motivación puede limitar la pérdida de masa grasa. En este contexto, la bioimpedanciometría constituye una interesante herramienta motivacional para mantener la implicación del paciente mostrándole la evolución de su composición corporal. También puede ser una forma de dialogar con él para investigar si las modificaciones en la vida diaria podrían ser la causa de una disminución de la motivación y/o de la eficacia del tratamiento.
Conclusión
La terapia con análogos del GLP-1 constituye un enfoque terapéutico de interés para la pérdida de masa grasa en el marco de la obesidad y para el control glucémico en la diabetes tipo II. Sin embargo, esta puede ser responsable de una disminución muy importante de la masa muscular, perjudicial para el paciente, que puede ser contrarrestada por un tratamiento nutricional y por la actividad física. En este contexto, la bioimpedanciometría es pertinente para evaluar la composición corporal con el objetivo de orientar y controlar el tratamiento, así como para mantener la implicación de los pacientes.
Bibliografía
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