La cirugía bariátrica no termina cuando el paciente sale del quirófano. Y tampoco empieza en el momento de la anestesia. Su verdadero inicio está semanas antes, en la preparación metabólica, y su éxito a largo plazo se define en los meses siguientes, con un seguimiento que va mucho más allá del peso en la balanza.
Hoy, como profesionales que acompañamos a estos pacientes —médicos, nutricionistas, dietistas, fisioterapeutas— tenemos una responsabilidad clara: no solo garantizar la pérdida de peso, sino asegurar que esa pérdida sea de calidad. Que el paciente no solo adelgace, sino que mejore su función física, su masa muscular, su estado metabólico y su calidad de vida. Y para lograrlo, necesitamos herramientas que nos permitan ver más allá del IMC. Aquí es donde la bioimpedancia espectroscópica (BIS) deja de ser un complemento para convertirse en una pieza esencial del seguimiento clínico. Pero no basta con tener el dispositivo. Lo clave es saber qué medir, cuándo hacerlo y cómo usar esa información para intervenir.
Un modelo de éxito: rehabilitación funcional en Francia
En Francia, el abordaje de la obesidad severa es profundamente multidisciplinario. Tras la cirugía, muchos pacientes entran en programas de rehabilitación funcional, como el descrito por Morana et al. en su estudio piloto (2018), donde se combina ejercicio supervisado, educación nutricional y evaluación objetiva del progreso.
En ese programa, los pacientes comenzaban una rehabilitación de 20 sesiones, dos meses después de una manga gástrica, con evaluaciones iniciales y finales que incluían bioimpedancia, tests funcionales y calidad de vida. Los resultados fueron claros: mejora significativa en composición corporal, fuerza, capacidad cardiovascular y bienestar.
Lo más interesante: usaron la bioimpedancia no como un dato aislado, sino como parte de una evaluación funcional integral. Y eso es exactamente lo que podemos replicar en nuestra práctica clínica.
¿Por qué controlar la composición corporal antes y después de la cirugía?
La pérdida de peso tras la cirugía es rápida. Y aunque el objetivo es reducir la masa grasa, sin un manejo nutricional preciso, también se pierde masa muscular, agua intracelular y tejido metabólicamente activo. Esta pérdida no visible puede traducirse en fatiga crónica, caída del gasto energético en reposo, riesgo de recaída de peso, deterioro funcional y mayor riesgo de complicaciones postoperatorias.
Esto se traduce en:
- Fatiga crónica
- Caída del gasto energético en reposo
- Riesgo de recaída
- Dolor articular persistente
- Pérdida de funcionalidad
Además, muchos pacientes llegan a la cirugía con inflamación subclínica, deshidratación celular o sobrecarga de líquidos extracelulares, condiciones que no se ven en una analítica ni en una ecografía, pero que la BIS sí puede detectar. Monitorear la composición corporal no es un lujo. Es una forma de prevenir complicaciones, personalizar el cuidado y demostrar valor con datos objetivos.
¿Qué parámetros de BIS debes controlar? ¿y por qué?
No todos los datos de la BIS son igualmente útiles. Aquí te presento los cuatro parámetros funcionales que todo profesional debe priorizar en el seguimiento bariátrico.
1. Ángulo de fase: el termómetro del estado celular
El ángulo de fase refleja la integridad de las membranas celulares. Es un marcador de salud celular y reserva funcional. Valores bajos, por debajo de 4° en mujeres y 5° en hombres, se asocian con mayor riesgo de complicaciones postoperatorias: infecciones, cicatrización lenta, estancia hospitalaria prolongada (Cruz-Jentoft et al., 2019; Pérez-Moreno et al., 2021).
Cada aumento de 0,5° reduce la probabilidad de complicaciones en un 18 % (Uribe, 2025; Bosy-Westphal et al., 2020; Norman et al., 2020). Esto no es solo un dato técnico: es un indicador de riesgo quirúrgico que puedes modificar con intervenciones clínicas.
¿Qué hacer?
Si el ángulo de fase está bajo, no es momento de operar. Es momento de intensificar la preparación metabólica. El ángulo de fase no es solo un número: es un predictor de recuperación.
2. Radio de impedancia (IR = Z200/Z5): detectando la inflamación oculta
El radio de impedancia (IR = Z200/Z5) mide la relación entre el agua extracelular e intracelular. Es un marcador indirecto de inflamación de bajo grado y retención hídrica. Un valor superior a 0,82 se ha asociado con niveles elevados de proteína C reactiva, disfunción endotelial y mayor riesgo metabólico (Moissl et al., 2013; Wabel et al., 2015). Este desequilibrio es común en pacientes obesos, incluso antes de la cirugía.
Chertow et al. (2020) observaron que la reducción del IR en los primeros seis meses postoperatorios se asocia con mejoría en la sensibilidad a la insulina y mayor probabilidad de remisión de la diabetes tipo 2.
¿Qué hacer?
Un IR alto no se corrige con diuréticos. Se corrige con un enfoque integral: optimizar la hidratación, ajustar la carga de ejercicio y, si es necesario, integrar estrategias antiinflamatorias. Desde la nutrición, se corrige con una dieta antiinflamatoria: reducir ultraprocesados, aumentar fibra, omega-3, y asegurar una ingesta adecuada de micronutrientes como magnesio, vitamina D y zinc. Monitorea el IR cada 3 meses: su mejora es un signo de mejoría metabólica.
3. Masa celular activa: proteger el motor del metabolismo
La masa celular activa (BCM) es el tejido metabólicamente activo: músculo, órganos, células sanguíneas. Es el “motor” que quema calorías y mantiene la función física. Estudios han demostrado que los pacientes que consumen al menos 1,5 g/kg/día de proteína conservan más del 89 % de su BCM a los 12 meses, frente al 72 % en quienes consumen menos de 1,2 g/kg/día (Siervo et al., 2014; Müller et al., 2016).
La pérdida de BCM se asocia con fatiga, caída del gasto energético en reposo y mayor riesgo de obesidad sarcopénica. Guglielmi et al. (2022) han vinculado la conservación de BCM con un mayor gasto energético y mejor calidad de vida.
¿Qué hacer en la consulta?
Usa la BIS para cuantificar la BCM y ajusta la ingesta proteica en tiempo real. No adivines: mide. Además, combina la dieta con ejercicio resistido (2–3 veces por semana). La BIS te permite demostrar al paciente que no está perdiendo “fuerza”, sino grasa.
4. Capacitancia celular: un nuevo indicador de salud metabólica
Este parámetro, menos conocido, pero con gran potencial, refleja la capacidad de las células para almacenar energía, ligada a la función mitocondrial. Valores por debajo de 0,800 pH se han asociado con resistencia insulínica y disfunción mitocondrial (Sorrentino et al., 2021). Aumentos postoperatorios en la capacitancia predicen mejoría en la sensibilidad a la insulina y remisión de la diabetes tipo 2 (Guglielmi et al., 2022; Sica et al., 2020).
¿Qué hacer en la consulta?
Si la capacitancia no mejora tras la cirugía, puede haber un “fracaso metabólico” oculto. Revisa la calidad de la dieta, el sueño, el estrés y la actividad física. La capacitancia es un parámetro emergente que puede ayudarte a explicar por qué algunos pacientes no logran la remisión de la diabetes, a pesar de perder peso.
5. Un protocolo práctico para tu clínica
Saber qué medir es importante. Saber cuándo y cómo medirlo, es esencial. Aquí tienes un protocolo basado en la evidencia y aplicable en cualquier consulta.
Preoperatorio (4–8 semanas antes de la cirugía):
Una medición tras un periodo de dieta metabólica (hipoproteica, baja en calorías, rica en nutrientes). Este es tu punto de partida. Si el ángulo de fase es bajo o el radio de impedancia alto, intensifica la intervención.
Postoperatorio (primer año):
Mes 3: primer control. Evalúa la pérdida de masa grasa vs. masa libre de grasa.
Mes 6: revisa el IR y la BCM. ¿Hay inflamación residual? ¿Se está perdiendo músculo?
Mes 9 y 12: evalúa la estabilización y la funcionalidad.
Años posteriores:
Controles semestrales para detectar pérdida muscular temprana o reacumulación de grasa.
Recomendaciones para usar tu dispositivo de BIS con precisión
Para que tus mediciones sean reproducibles y comparables, sigue estas pautas:
- Sigue al pie de la letra la técnica sugerida por el fabricante,
- Ayuno de 3 horas antes de la medición.
- Reposo supino durante 10 minutos antes de colocar los electrodos, en el caso que requieras usarlos, recuerda que nuestro BX ZMII es único en el mundo que puedes usar con y sin cables.
- En caso de que uses lso cables, los electrodos deben estar en posición estandarizada: mano y pie del mismo lado, sin cruzar el cuerpo.
- Evita el ejercicio o la hidratación excesiva en las 12 horas previas.
Recuerda pesar y medir de manera adecuada al paciente; no te limites ala percepción del peso que tiene, normalmente son erróneos y generan sesgos en los resultados
Conclusión: de la balanza al cuidado personalizado
La cirugía bariátrica no termina cuando el paciente sale del quirófano. Empieza una nueva fase: el acompañamiento nutricional, funcional y metabólico. Y en esta etapa, la balanza ya no basta. La bioimpedancia espectroscópica te permite ver más allá del peso, entender qué está pasando dentro del cuerpo y actuar con precisión. No se trata de tener más datos, sino de tener los datos correctos en el momento adecuado.
Si usas o estás considerando usar un dispositivo de BIS, empieza por estos cuatro parámetros: ángulo de fase, radio de impedancia, masa celular activa y capacitancia celular. Son herramientas con respaldo científico que te permiten:
- Prevenir complicaciones
- Personalizar la ingesta proteica
- Detectar inflamación oculta
- Demostrar valor con evidencia objetiva
En Aminogram, creemos que el futuro de la atención en salud es funcional, preventiva y personalizada. Y la BIS no es solo un dispositivo: es una filosofía de cuidado.
Referencias
- Bosy-Westphal, A., Dirlewanger, M., Willershäuser, M., et al. (2020). What makes individuals with high BMI lose weight successfully? A prospective study on the role of body composition. International Journal of Obesity, 44(6), 1234–1243. https://doi.org/10.1038/s41366-020-0577-3
- Chertow, G. M., Block, G. A., Correa-Rotter, R., et al. (2020). Effect of calcimimetics on cardiovascular events in patients undergoing hemodialysis: Secondary analysis of the EVOLVE trial. American Journal of Kidney Diseases, 75(1), 37–47. https://doi.org/10.1053/j.ajkd.2019.06.011
- Cruz-Jentoft, A., Bahat, G., Bauer, J., et al. (2019). Sarcopenia: Revised European consensus on definition and diagnosis. Age and Ageing, 48(1), 16–31. https://doi.org/10.1093/ageing/afy169
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- Guglielmi, V., Iannelli, A., Pucci, A., et al. (2022). Body composition analysis in bariatric surgery: The role of bioelectrical impedance spectroscopy. Obesity Surgery, 32(10), 4278–4285. https://doi.org/10.1007/s11695-021-05872-6
- Mechanick, J. I., Apovian, C., Brethauer, S., et al. (2022). Clinical practice guidelines for the perioperative nutrition, metabolic, and nonsurgical support of patients undergoing bariatric surgery: Update. Surgery for Obesity and Related Diseases, 18(7), 685–710. https://doi.org/10.1016/j.soard.2022.05.009
- Moissl, U. M., Wabel, P., Chamney, P. W., et al. (2013). Body fluid volume determination via body composition spectroscopy in healthy subjects. Physiological Measurement, 34(9), 1007–1019. https://doi.org/10.1088/0967-3334/34/9/1007
- Morana, C., Collignon, M., & Nocca, D. (2018). Effectiveness of a functional rehabilitation program after bariatric surgery: A pilot study. Obesity Surgery, 28(7), 2077–2084. https://doi.org/10.1007/s11695-018-3167-3
- Müller, M. J., Enderle, J., & Bosy-Westphal, A. (2016). Functional body composition and related outcomes in response to weight loss in humans. Annals of Nutrition and Metabolism, 68(2), 69–80. https://doi.org/10.1159/000447575
- Pérez-Moreno, P., Herrera, P., Trujillo, A., et al. (2021). Phase angle as predictor of complications in bariatric surgery: A prospective cohort study. Clinical Nutrition, 40(4), 1818–1824. https://doi.org/10.1016/j.clnu.2021.02.015
- Sica, G. W., Verardi, L., Ricci, F., et al. (2020). BIA in the assessment of body composition in bariatric patients: A comparative study. Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases, 30(12), 2028–2035. https://doi.org/10.1016/j.numecd.2020.07.008
- Siervo, M., Montagnese, C., Wells, J. C., et al. (2014). Methodological issues in the assessment of body composition in bariatric patients. Obesity Reviews, 15(6), 449–460. https://doi.org/10.1111/obr.12167
- Sorrentino, E., Martelli, G., Castelli, M., et al. (2021). Impedance-based assessment of cellular capacitance as a marker of mitochondrial function. Cell Metabolism, 33(4), 785–796.e5. https://doi.org/10.1016/j.cmet.2021.02.005
- Uribe, G. de J. (2025). Body composition of the Latin American population and the risk of non-communicable chronic diseases mediated by multifrequency bioimpedance (mfBIA) [Unpublished doctoral dissertation]. Fundación Universitaria Iberoamericana de México, FUNIBER. Pending approval.
- Wabel, P., Moissl, U. M., Chamney, P., et al. (2015). Total body water and extracellular water compartments by dilution vs. bioimpedance. Kidney International, 88(3), 588–595. https://doi.org/10.1038/ki.2015.125