La desnutrición en la aparición de la fragilidad

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Introducción

La mejora de los cuidados y el aumento de la esperanza de vida han provocado un incremento significativo en el número de personas mayores en los países occidentales y, por consiguiente, en las patologías asociadas al envejecimiento. Una de las principales consecuencias del envejecimiento es el desarrollo de fragilidad en los individuos mayores, lo que provoca una susceptibilidad aumentada a deterioros en su estado de salud. La fragilidad es el resultado de la interacción de muchos factores, entre los cuales la desnutrición es significativa. En este informe, veremos más específicamente cómo la desnutrición favorece la aparición de la fragilidad y cuáles son sus causas.

I – La fragilidad

La fragilidad es un estado que aparece con el envejecimiento y se caracteriza por una sensibilidad aumentada a las degradaciones rápidas del estado fisiológico de los individuos, que pueden provocar un deterioro más importante de su estado de salud, e incluso su muerte. Las causas de la fragilidad son múltiples e implican relaciones complejas entre factores físicos y psicosociales.

Los factores físicos incluyen principalmente la disminución de la capacidad de las personas mayores para realizar las tareas de la vida diaria, cuya causa principal es la sarcopenia, es decir, la degradación progresiva de la masa y la fuerza muscular con la edad1. De hecho, las personas con sarcopenia están limitadas por su baja fuerza física mientras experimentan sensaciones de fatiga más tempranas, reduciendo así sus actividades diarias. La sarcopenia es causada tanto por un aumento de la inflamación asociada al envejecimiento2 como por una desnutrición que se caracteriza por una disminución de la ingesta diaria de proteínas en estos individuos3.

Los factores psicosociales incluyen cambios cognitivos, especialmente cambios de humor que favorecen la depresión y/o la ansiedad, el entorno social de los individuos, así como la presencia de comorbilidades1. Las interacciones entre los factores psicosociales y físicos son numerosas y crean y alimentan un círculo vicioso patológico que lleva al estado de fragilidad. Más específicamente, los factores psicosociales favorecen la aparición de factores físicos al disminuir la motivación de las personas mayores para realizar actividades de la vida diaria, incluida la actividad física y también las actividades sociales. La actividad física tiene un efecto beneficioso importante a nivel cognitivo4, y su disminución junto con la de las actividades sociales va a alimentar la depresión y/o la ansiedad de los individuos y, por lo tanto, este círculo vicioso patológico. Además, estos dos fenómenos favorecen la desnutrición de las personas mayores mediante una disminución del aporte calórico diario. En consecuencia, puede desarrollarse más fácilmente una sarcopenia, lo que limitará la capacidad de los individuos para realizar tareas de la vida diaria, incluidas las actividades sociales. El aislamiento social de esta persona se verá aún más agravado, alimentando aún más el círculo vicioso responsable del estado de fragilidad de esta persona.

La desnutrición contribuye a la aparición de la fragilidad por su implicación en el desarrollo de la sarcopenia, y más específicamente de la disminución de la masa muscular. Por lo tanto, es necesario conocer las causas de la aparición de esta desnutrición.

II- La anorexia relacionada con el envejecimiento

Además de los factores brevemente mencionados anteriormente, una anorexia se desarrolla progresivamente en las personas mayores, cuya consecuencia principal es una disminución de la ingesta alimentaria5, lo que será el origen de la desnutrición observada en estas personas2.

Al igual que con la fragilidad, las causas de la anorexia son tanto biológicas como psicosociales. De hecho, el envejecimiento está asociado con una disminución de las sensaciones de hambre, así como con una alteración del gusto y del olfato, los dos sentidos indispensables para que el organismo aprecie los alimentos y bebidas. Estos cambios llevan a una disminución de la ingesta alimentaria, con una dieta cada vez menos variada que reduce drásticamente el aporte calórico diario y favorece una desnutrición.

Además, los cambios de humor como la ansiedad o la depresión también son poderosos inhibidores del apetito, favoreciendo así la anorexia relacionada con el envejecimiento; sin embargo, estos son reversibles con una gestión adecuada. Muchos factores sociales también juegan un papel importante en el desarrollo de la anorexia, incluido el aislamiento de las personas mayores6. De hecho, dado que las comidas juegan un papel social importante para los individuos, el sentimiento de aislamiento, especialmente entre viudos y viudas, refuerza la depresión y/o ansiedad de estas personas. Además, también se debe añadir que estos individuos pueden presentar trastornos cognitivos que les limitan en la realización de las comidas, además de las limitaciones físicas relacionadas con la sarcopenia, que dificultan el ir de compras o incluso mantenerse de pie5.

Conclusión

La aparición de una desnutrición relacionada con el desarrollo de una anorexia durante el envejecimiento es un factor mayor en la aparición de la sarcopenia y el estado de fragilidad de las personas mayores. Esta desnutrición es la consecuencia de una interacción entre factores biológicos, físicos y psicosociales que es necesario tener en cuenta para limitar la aparición de esta condición y asegurar un envejecimiento saludable para las personas mayores.

Referencias

  1. Cruz-Jentoft AJ, Kiesswetter E, Drey M, Sieber CC. Nutrition, frailty, and sarcopenia. Aging Clin Exp Res. févr 2017;29(1):43‑8.
  2. Cruz-Jentoft AJ, Bahat G, Bauer J, Boirie Y, Bruyère O, Cederholm T, et al. Sarcopenia: revised European consensus on definition and diagnosis. Age Ageing. janv 2019;48(1):16‑31.
  3. Franzke B, Neubauer O, Cameron-Smith D, Wagner KH. Dietary Protein, Muscle and Physical Function in the Very Old. Nutrients [Internet]. 20 juill 2018 [cité 26 avr 2021];10(7). Disponible sur: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6073115/
  4. Pedersen BK, Saltin B. Exercise as medicine – evidence for prescribing exercise as therapy in 26 different chronic diseases. Scand J Med Sci Sports. déc 2015;25 Suppl 3:1‑72.
  5. Sanford AM. Anorexia of aging and its role for frailty. Curr Opin Clin Nutr Metab Care. janv 2017;20(1):54‑60.
  6. Tsutsumimoto K, Doi T, Makizako H, Hotta R, Nakakubo S, Makino K, et al. Aging‐related anorexia and its association with disability and frailty. J Cachexia Sarcopenia Muscle. oct 2018;9(5):834‑43.

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