El ángulo de fase: ¿qué es y por qué se está volviendo necesario?

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Definición del ángulo de fase

En la bioimpedanciometría, el ángulo de fase es un parámetro bioeléctrico bruto que se obtiene de dos maneras:

  • Midiendo la desviación angular entre la curva de voltaje U y la intensidad I.
  • A partir de la formula: \arctan\left(\frac{X_C}{R}\right) \times \left(\frac{180}{\Pi}\right)

El cálculo de este parámetro sugiere que el ángulo de fase no estaría asociado con funciones o estructuras biológicas; sin embargo, el interés en este último en la literatura científica y su uso clínico ha progresado fuertemente en los últimos años. Desde un punto de vista biofísico, los parámetros eléctricos medidos (ángulo de fase, resistencia, …) dependen notablemente de la integridad de la membrana celular y su capacidad para almacenar cargas eléctricas, o capacitancia. Considerando que la integridad de la membrana disminuye en un ambiente proinflamatorio y prooxidante, se ha demostrado que el ángulo de fase está relacionado con un aumento de la inflamación1 y, por lo tanto, con el estado de salud de los individuos2.

En consecuencia, un valor elevado del ángulo de fase se asocia con un buen estado de salud, mientras que una disminución de este parámetro entre dos mediciones indica generalmente una degradación. Sin embargo, el ángulo de fase también depende de la edad y del índice de masa corporal (IMC), lo que puede dificultar su interpretación durante el manejo clínico, lo que ha llevado al establecimiento de valores de referencia en función de estas dos variables3. No obstante, es interesante notar que, a partir de un cierto IMC, el ángulo de fase ya no aumenta y tiende a estabilizarse con el aumento de la masa corporal. Este fenómeno se explica particularmente por el hecho de que el aumento del IMC a menudo se asocia con un exceso de masa grasa responsable de la aparición de inflamación y complicaciones clínicas4. Además, el ángulo de fase es más alto en hombres que en mujeres, cuya causa es una masa corporal promedio más alta en hombres en lugar de un mejor estado de salud general.

De manera más específica, se ha demostrado en varias patologías crónicas que el ángulo de fase está relacionado con la aparición y la evolución de las complicaciones clínicas asociadas a estas enfermedades. De hecho, está correlacionado con la mortalidad general2, cardiovascular5, en el cáncer6 y en reanimación7, así como con el estado nutricional8. Además, en las personas mayores, también está relacionado con la fuerza muscular9 y la masa muscular10, lo que lo hace particularmente pertinente en el seguimiento de la sarcopenia durante el envejecimiento, pero también en el cáncer. Estas relaciones con parámetros fisiológicos no se limitan a poblaciones clínicas, sino que también existen en poblaciones sanas donde se ha demostrado que el ángulo de fase está relacionado con la fuerza y la potencia muscular11, así como con la velocidad y la capacidad para repetir12. Por lo tanto, también puede utilizarse para evaluar el estado de forma de un atleta recreativo o profesional.

Uso del ángulo de fase en la práctica clínica

Debido a su definición y sus relaciones con varios fenómenos fisiológicos y fisiopatológicos, el ángulo de fase puede utilizarse para evaluar indirectamente el estado de salud durante un manejo clínico de rutina. De hecho, durante una medición puntual o en una primera consulta, su valor puede permitir conocer el estado de salud de un individuo y orientar su manejo o prescribir exámenes exploratorios complementarios si este último es anormalmente bajo. Además, en individuos aparentemente sanos, el ángulo de fase también puede permitir detectar un estado intermedio de salud, es decir, un estado en el que un individuo presenta una o varias disfunciones fisiológicas no patológicas, silenciosas o ruidosas (p. ej., fragilidad inmunitaria, fatiga crónica), que pueden volverse patológicas a medio/largo plazo. Así, se pueden implementar medidas higiénico-dietéticas (p. ej., actividad física y/o modificaciones nutricionales) de manera temprana para evitar que estas disfunciones se vuelvan patológicas.

El ángulo de fase también puede ser útil durante el manejo de patologías crónicas para evaluar el estado clínico y orientar el manejo, complementando los exámenes realizados habitualmente. De hecho, puede permitir evaluar de forma rápida y no invasiva el estado de salud de los pacientes y detectar una degradación durante un seguimiento, y así considerar exámenes complementarios y/o una adaptación del manejo. No obstante, dado que el ángulo de fase sigue siendo relativamente inespecífico, una disminución debe utilizarse como señal de alerta para investigar las causas de estas modificaciones preguntando al paciente y/o realizando exámenes específicos. Sus variaciones y su valor también pueden utilizarse para ajustar el tratamiento en función del estado de salud, particularmente si este presenta efectos secundarios importantes, como la quimioterapia, por ejemplo.

Finalmente, como se explicó en la parte anterior, el ángulo de fase también puede utilizarse para evaluar el estado de forma de los atletas recreativos o profesionales y, por lo tanto, también puede evaluar la carga interna durante una temporada o una preparación para un evento deportivo. De hecho, las adaptaciones relacionadas con el ejercicio son la consecuencia de una repetición de estrés fisiológicos que conducen a la fatiga, que es necesario limitar a largo plazo para la salud y el rendimiento. Por lo tanto, la preparación física es el resultado de un equilibrio entre estos estreses fisiológicos inducidos por el ejercicio y la recuperación para evitar una sobrecarga si el estrés es demasiado alto, o una ausencia de adaptaciones si es insuficiente. La sobrecarga de entrenamiento, o incluso el sobreentrenamiento, se caracteriza notablemente por la aparición de una inflamación crónica13, cuyo origen es la acumulación de daño a nivel de la membrana inducido por el ejercicio crónico. Dado que el ángulo de fase es modificado por estos fenómenos, tenderá a disminuir cuando la carga de entrenamiento es demasiado importante y hay una sobrecarga, lo que requiere un período de descanso o una reducción de la carga de entrenamiento. Por el contrario, una mejora en el estado de forma y el rendimiento se traducirá en un aumento del ángulo de fase durante la preparación.

Conclusión

En conclusión, el ángulo de fase es un parámetro obtenido de manera rápida y no invasiva por bioimpedanciometría que permite evaluar el estado de salud de los individuos debido a su relación con la integridad de la membrana celular y la presencia de inflamación sistémica. Por lo tanto, es particularmente pertinente para poder seguir a los individuos durante un seguimiento nutricional, el manejo de una patología crónica o durante la preparación deportiva, complementando la composición corporal.

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